Érase una vez un pequeño y acogedor despacho de abogados ubicado en el centro de una bulliciosa y vibrante ciudad. Sus socios, aunque talentosos y dedicados, se encontraban inmersos en un potente desafío:
Qué hacer para lograr destacar en un mercado saturado de profesionales de la abogacía y así captar la atención de potenciales clientes.
Y es que, a pesar de sus profundos conocimientos legales y dilatada experiencia, habían caído en la cuenta de que necesitaban una poderosa herramienta para llegar a su público objetivo.
Fue entonces cuando descubrieron el mágico poder del storytelling.
—El storytelling o contar una historia, aunque existe desde tiempos inmemoriales, es una técnica de marketing digital que empezó a utilizarse en los años 90 en Estados Unidos con el objetivo de transmitir una idea de manera cautivadora. Actualmente, el storytelling se ha convertido en un instrumento fundamental para conectar con la audiencia y conseguir, de este modo, que los mensajes perduren en la mente de las personas—.
Nuestros abogados comprendieron que el arte de contar historias no solo podía utilizarse como técnica de seducción, sino también para generar empatía y confianza. Fueron conscientes de que, en lugar de abordar a las personas con complejos tecnicismos legales, podían usar la narración para comunicar el valor y la relevancia de sus servicios de una forma más accesible y atractiva.
Dicho y hecho, nuestros abogados se pusieron manos a la obra.
Comenzaron por identificar las historias que mejor representaban los desafíos legales a los que se enfrentaban sus clientes. Expusieron casos inspiradores de personas corrientes que habían superado situaciones complejas con su ayuda. Estas historias no solo despertaban el interés de la audiencia, sino que también demostraban la veteranía y el compromiso del despacho.
Una de las historias que compartieron fue la de un hombre llamado Juan. Juan había sufrido un accidente de tráfico que le había ocasionado graves lesiones en sus piernas, y se encontraba abrumado por la burocracia y la batalla contra la compañía aseguradora. Nuestros abogados le ayudaron a navegar por el complicado sistema legal y obtener la compensación económica que merecía. Al compartir esta historia, el despacho logró calar en su audiencia el mensaje de que siempre luchaban contra viento y marea por sus clientes y por hacer valer sus derechos.
No obstante, no se limitaron a contar historias de éxito. Nuestros abogados también compartieron casos en los que no todo, lamentablemente, salió como se esperaba. Contaron la historia de Fátima, una mujer que se encontraba inmersa en un complicado proceso de divorcio y que pleiteaba, entre otras cosas, por conseguir la custodia exclusiva de sus dos vástagos. A pesar de todos los esfuerzos del despacho, no lograron obtener el resultado deseado. Al compartir esta historia, mostraron a su audiencia que no siempre se obtienen victorias, pero que siempre están dispuestos a pelear y apoyar a sus clientes en los momentos difíciles.
Además de compartir estas historias en sus redes sociales, nuestros abogados utilizaron el storytelling en los artículos del blog de su sitio web. De este modo, en lugar de simplemente escribir sobre tediosas normas y regulaciones e indescifrables sentencias, empezaron a contextualizar la información en situaciones reales. Explicaron cómo una nueva ley podía afectar a una empresa o cómo un cambio en la jurisprudencia podía influir en un proceso legal ya en marcha. Al hacer esto, consiguieron atraer la atención de un público mucho más amplio afianzando su valía para desenvolverse en cualquier materia.
Poco a poco, nuestro despacho de abogados comenzó a despuntar en el mercado. Las personas se sentían atraídas por las historias que contaban y se acercaban buscando su ayuda, entablando relaciones duraderas con los clientes satisfechos.
La técnica del storytelling se convirtió en una parte fundamental de la estrategia de marketing digital del despacho, pues habían constatado de primera mano que, a través de historias bien construidas, podían conectarse emocionalmente con su audiencia. Ya no sólo eran abogados, también eran narradores de historias que lograban impactar y persuadir.
Así, nuestro pequeño despacho de abogados siguió creciendo y expandiéndose gracias a la magia del storytelling y a llegar a la conclusión de que, al fin y al cabo, todos somos seres humanos a los que nos gustan las historias que tocan el corazón y nos hacen sentir parte de algo más grande.
Y colorín colorado, este cuento del storytelling se ha acabado, pero la magia de contar de historias perdura lista para ser utilizada por cualquier persona que busca, como nuestros abogados, distinguirse en su respectivo sector.
“Un poco de magia te puede llevar muy lejos” (Roald Dahl)
Patricia.
